Que
mono el teléfono, pero también que esclavitud, me imagino que muchos de los que
leen este blog les ocurrirá lo mismo.
Lo
cierto es que yo a penas lo uso y
algunos días hasta me olvido de él .Pero cuando
te dicen en una entrevista, en unos dos o tres días te llamo.
Este
aparato se vuelve tu sombra y casi te vuelves loca, me habrán llamado y no tendré
cobertura, se habrá acabado la batería…
Y
al final te acabas dando cuenta que nadie se acuerda de ti. RESIGNACIÓN.
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